—¿Qué opinas, Irina? —le pregunta Dora a la
otra estilista—. ¿Media melena con flequillo?
—Espera, la simulación 3D se está comple
tando —contesta la otra mirando la pantalla
de su tableta—. Un segundo… Ya está. Sí, yo
creo que funciona. Mira, no se parece en nada.
Sobre la tableta flotan por un momento dos
imágenes holográficas: una es la simulación
de mi nuevo corte de pelo montada
sobre una fotografía que acaban de tomar
me. La otra es la cubierta de mi disco: quiero
decir, del disco de Sara.
Es como si una mano invisible me presio
nase en el centro del pecho hasta cortarme
la respiración.