Historia de Lynda. Capítulo 1 - page 10

Mi disco: las canciones son mías, la voz es
mía, y la imagen… Pero legalmente yo no
tengo ningún derecho a reclamar nada. Todo
le pertenece a Sweet Pink. Estaba en el con­
trato que firmé cuando entré en la compañía,
justo después de aprobar los exámenes.
Es curioso, porque, aunque ellos afirman
que estoy muerta, por lo visto ese contrato
sigue vigente. El abogado que trajo ayer los
papeles que faltaban para completar mi nue­
va documentación intentó explicármelo. No
presté demasiada atención a los detalles,
pero la idea general estaba bastante clara:
mi nueva vida, igual que la antigua, también
le pertenece a Sweet Pink. Por el momento,
me dejarán vivir aquí, con mis padres, e
inclu­so me permitirán buscar un nuevo traba­
jo (siempre que me mantenga alejada de las
grandes marcas). Pero si en algún momento
cometo un error, si dejo que alguien descu­
bra quién soy en realidad o llamo la aten­
ción de alguna manera, mi situación puede
cambiar en cuestión de horas.
Cuando el abogado terminó de darme sus
explicaciones, me quedé esperando. Pensa­
ba que iba a añadir algo más, que me iba a
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